Cosme Paredes, de discípulo a maestro

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Las memorias de Cosme son una de esas duras historias que se repiten demasiado a menudo en estos tiempos pero que en su caso dejan buen sabor de boca. Con un ritmo pausado, un suave acento ecuatoriano y mucha emoción, el escultor relata cómo su vida dio un vuelco a raíz del fallecimiento de su maestro Oswaldo Guayasimín, uno de los grandes artistas ecuatorianos del siglo XX y con el que había colaborado durante treinta años. Fue entonces cuando decidió abandonar su país de origen, Ecuador, y trasladarse a Europa en busca de una salida a su precaria situación. Desde allí voló a Alemania donde restauró un colegio de artes con estructura de hierro en Friburgo. Residió durante un año en el país germano antes de trasladarse a Madrid. Una vez en España, su mujer encontró trabajo en León y él le acompañó en su peregrinaje. Llevó a cabo diferentes trabajos relacionados con el hierro, incluido el trabajo mano a mano con el también escultor José Ajenjo en la realización del Quijote de gran envergadura que se puede visitar en Mansilla de las Mulas. Allí conoció a Amancio González, quien le abrió las puertas de su taller y le animó a continuar ejerciendo su gran pasión, la escultura. Tras vender una de las obras de su maestro Guayasimín que había viajado con él durante todo este tiempo, Cosme se atrevió a volar por sí mismo y desde entonces no ha parado de trabajar.

Comenzó aplicando la misma técnica de chapa de hierro repujada que utilizaba con Guayasimín pero poco a poco ha ido evolucionando en busca de un estilo más personal. Ferviente admirador de Picasso y su famosísimo Gernika, Paredes milita en los límites de la estética cubista, jugando con la intersección de planos y volúmenes con los que crea su personal animalario, especialmente las representaciones de toros y caballos entre las que destaca una enorme pieza de 3oo kilos llamada Descarado. El cuidado acabado que tenían anteriormente sus esculturas ha dado paso a una estudiada superposición de chapas con formas geométricas colocadas a modo de collage, creando un juego de luces y sombras que da mayor volumen y expresividad a las piezas.

Entre sus planes de futuro se plantea realizar una exposición de temática ecuestre, ya tiene una escultura de un caballo a gran escala expuesto en la recién inaugurada Fundación Angela Merayo, y se va a atrever con el retrato al natural, lo que le supone un gran reto como artista. También tiene pendiente la realización de otro toro de gran tamaño para una plaza de toros en Lima.

En la actualidad expone hasta el 6 de Julio en la galería Espacio_E (http://www.espacioe.com) y hasta mediados de octubre en la exposición colectiva Telas al viento de la Fundación Angela Merayo.

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